¿En algún momento te has preguntado qué es lo que te mueve a pensar de tal o cuál forma, de hacer lo que haces, a decir lo que dices, o actuar como actúas? La respuesta más común seria: soy como soy, yo soy así. ¿Pero qué significa soy como soy o yo soy así?
¿De qué depende que nuestras reacciones sean en forma automática, pensada, racional o emocionalmente condicionadas?
Sabemos que tenemos un temperamento, una educación, un medio ambiente y un ADN que de alguna forma nos da una estructura base desde la cual pensamos, actuamos e interactuamos con nuestro mundo exterior. Digamos que cada una de esas partes forma un todo. A cada momento estos componentes están interactuando entre sí con distinta influencia y porcentaje de participación, que dan como resultado nuestros pensamientos y acciones.
Si uno actuara solo desde el subconsciente, uno estaría actuando totalmente como un autómata, casi como un zombi, sin ningún tipo de control “consciente”. Si uno lo hiciera en forma analítica y medida a cada momento, pasaría a ser una “computadora”, donde cada cosa se analiza en profundidad previo a responder o actuar.
En realidad, la respuesta de como “somos”, se da por la combinación de la interacción de las partes antes mencionadas.
Ahora la pregunta del millón. ¿Y qué porcentaje de cada una de estas dos partes se utilizan en cada momento? Se puede aceptar con información empírica que se utilizan los dos componentes, pero el porcentaje de influencia de cada uno, a cada momento es otra historia y no muy fácil de determinar.
Desde el punto de vista astrológico, se diría que ese porcentaje varía según los tránsitos planetarios que estén activos a cada momento y activando aspectos existentes y condiciones en nuestra carta natal. Eso podría explicar porque uno hace o dice cosas que en algún momento las considero “normales o razonables”, pero que, después vistas a la distancia, estas no correspondían o estaban fuera de lugar.
Pensemos en esos días o horas que vemos todo oscuro, mal o le buscamos el problema a todo, pero que sin explicación aparente nos sale de actuar o pensar así.
Si analizamos los tránsitos planetarios en nuestra carta, lo más probable es que encontremos algún aspecto que nos está activando alguno de nuestros planos internos conflictivos.
Los tránsitos planetarios generan energías que nos traspasan de lado a lado, incluyendo las células y no dejando parte de nuestro cuerpo sin tocar. Estas energías, pueden tener como efecto colateral, la activación de alguna parte de nuestro plano subconsciente relacionado al tipo de energía que se recibe. Dependiendo de los planetas y casas intervinientes en los aspectos en cuestión, así será la programación activada y los actores externos intervinientes.
La clave de una mejor vida, se basa en trabajar para desarmar nuestra “programación” o “aspectos natales” mencionados, a modo de superación de los aspectos negativos o condicionantes (si se los puede llamar así), cosa que cuando los tránsitos duros lleguen, no encuentren ningún material para ser activado.
Al no encontrar patrones a los cuales activar, las energías de los tránsitos planetarios pasan de largo sin tener mayor impacto. Si no existe la programación condicionante, los tránsitos duros dejan de serlo, más allá que se pueda tener algún efecto secundario en la parte física.
Las células están siempre expuestas a las energías del medio ambiente, pero en el caso de las energías que mencionamos, al no ser potenciadas por nuestras respuestas reaccionarias, nos afectaran en menor grado. Las consecuencias de reacciones o actos condicionantes, pueden traernos como consecuencias situaciones o problemas no deseados, que se pueden manifestar tanto en situaciones externas como por trastornos físicos.
Hay que tener en cuenta que los ciclos al repetirse, tienen la función de presentarnos con similares energías cada determinado periodo. El ciclo de la luna es de alrededor de 28 días, el del sol de 365 días, Júpiter de 12 años, solo para mencionar algunos y darnos una idea de los tiempos en que se manejan. Dentro de estos ciclos se generarán energías activadoras o represoras, dependiendo de la carta natal de cada uno y está en cada persona, el trabajar cada aspecto condicionante, para que estas energías cíclicas puedan fluir provocando el menor impacto posible.
Existe un orden y un funcionamiento perfecto y no hay duda que su único propósito es la superación, la evolución. Es el por qué y el para que de las cosas.
En el plano material las cosas vienen y van. Por mundo material incluimos las posesiones, relaciones y cosas que nos rodean (casa, auto, muebles, libros, ropa, y demás), pero hay algo muy importante que no se considera de la misma forma que son las personas, como familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc.
Miremos hacia atrás y veamos si podemos identificar en nuestras vidas periodos marcados que de alguna forma se repitieron, y si fue así, cual fue el patrón que los guio y nuestra respuesta hacia ellos.
Aprendiendo y entendiendo de nuestro pasado es un buen comienzo de autoanálisis y comprensión para a partir de ahí, poder comenzar un proceso de desprogramación, que nos permita en el futuro una mejor calidad de vida, más allá de los tránsitos planetarios que nos impacten.
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